25 de abril de 2006

a mí me mataron hace poco en un cuento...

a mí me mataron hace poco en un cuento. en el cuento morí hace cinco años, pero hasta hoy lo cuentan, por eso digo que morí hace poco. de igual manera puedo decir que yo te dejaré de amar pasado mañana, o el día después de pasado mañana. lo que no voy a hacer es fechar este texto, dejaré abierta la posibilidad de que lo leas a diario y te imagines que se va acercando el día, que sientas que algo se rompe con cada lectura, que te enojes conmigo, que llores, que me maldigas, que pierdas la noción del tiempo, que ayer se convierta en hoy y hoy en pasado mañana, que cuando alguien te pregunte por mí sólo atines a contestar que nos quisimos hace poco.

4 de abril de 2006

en mis sueños

en mis sueños habito en pueblos blancos y casi desiertos,
comparto el café frente a la puerta en mecedoras azul pastel, bajo un sol entrometido,
con vestidos transparentes sobre tu piel obscura, ya obscura,
tostada bien lento como el café y las tortillas.

en mis sueños la puerta siempre está abierta,
la luz se cuela por las ventanas y por entre las tejas,
revela pequeñas partículas de ti que flotan en el espacio por el que te mueves,
devolviéndote ese aire feérico de media ausencia y eternidad.

todo es pequeño y simple en mis sueños.
los muebles. la estufa. nuestra cama.
caminamos a diario por la comida y cocinamos jugando,
besándonos en cada tropiezo por un sartén, por la pimienta.

en mis sueños tu risa lava el mundo a diario por la mañana,
cada canción suena a una vida pasada, revivida y olvidada a media tarde.

en mis sueños despierto y me miro soñando contigo a mi lado.

3 de abril de 2006

hoy no me siento feliz de ser amado...

hoy no me siento feliz de ser amado,
supongo que hoy debería ser un oso
y bajar a buscar mi presa, mi alimento.
no tengo hoy nada que me ate a ti,
siendo que ayer te dije que te amaba.
hoy me siento en completa soledad con mis palabras.

no hemos ensayado las caricias tempranas
ni el beso de despedida, ni la danza del fuego
alrededor de la cama.

voy del mar a la cocina, hasta la sala,
escribo y bebo y veo con violencia tu silencio.
hoy mi cuerpo está lejos, soy un oso,
y a la distancia se suma el convergente deseo de asesinarte, amor mío.

supongo que mañana será distinto y habré de ser
como he sido siempre, planta de sombra que crece en tu casa,
recibiendo tu amor como agua fresca, en dosis tercas y reguladas,
sin más placer que el de saber que nada cambia.